viernes, 22 de abril de 2011

Pedir la mano

Por Fabricio Espíndola

Estimado Sergio Goycochea:
Ante todo pido disculpas por mi atrevimiento. Sé que no me conoce. Tampoco yo personalmente. Pero entienda usted que a través de éste medio -la carta- estoy intentando conseguir materializar grandes recuerdos.
Seguro que aun no entiende el por qué de estas líneas. Ni sabe de qué hablo. Ahí le cuento.

Soy una persona apasionada por el deporte y, si bien el fútbol es mi preferido, disfruto de todos ellos y hay imágenes que tengo grabadas en mi mente, pequeños detalles en los que me detengo y disfruto. Estos detalles superan el mismísimo contexto del acontecimiento.
Es por eso que hace ya dos años comencé con estas cartas. Para así poder armar mi pequeño museo. Pero no quiero un museo como todos. A ver si me explico. No busco camisetas. No quiero fotos ni posters. No pretendo guardar imágenes de partidos memorables o jugadas fantásticas. Salvo que estas imágenes expliquen lo que sí pretendo coleccionar y a los que llamo Pequeñas acciones para grandes momentos
Explicado esto. El motivo de mi carta es un pedido. Raro, pero no tanto. En realidad, no se bien como hacerlo. Sólo espero que no lo tome a mal. No es que quisiera que usted ya no este, ni tampoco crea que soy un loco que intentará hacerle algo para conseguir lo que busco. Para nada. Solo pido su aprobación, por escrito, para cuando usted pase a mejor vida. Al fin y al cabo, a todos nos tocará.
Así como a usted, son varios los deportistas a los que les escribí para hacerles un pedido especial. Para poder guardar en mi museo esas Pequeñas acciones para grandes momentos que quedaron grabados en mi mente.
Y no importa la talla del personaje. Sino la importancia de la fuerza que tiene mi recuerdo frente a ese momento.
Así le escribí a estrellas mundiales. Como Michael Jordan, al que le pedí su aprobación para que, cuando se encuentre con San Pedro, me deje su lengua. Por aquel último tiro frente a Utha Jazz en la final del ´98. Encare hacia el aro, freno, finta, salto, extensión del brazo, balón a la red y claro, lengua afuera de la boca. Esa es La Acción, el Gran Momento.

Pero también a jugadores más terrenales como el Chelo Delgado, al que le rogué el tercer, el cuarto y el quinto dedo de su pie derecho por un gol a River que dejo de estatua a Comizzo. O la rodilla de Palermo, por aquel Muletazo.
Le reclamé a Roger Federer su muñeca, la que le dio el tiro vencedor ante Sampras en Wimbledon 2001 para que comenzara a ser leyenda. Y demás esta aclarar que ya demandé la pierna zurda de Diego. Me pareció demasiado pedir su cuerpo completo.

Así, estas y varias cartas más fueron enviadas a distintos deportistas. Y aunque no tuve respuestas, no desespero. Respeto sus tiempos.

Volviendo a lo nuestro o, más bien a lo mío, imagino que a esta altura ya sabrá por donde viene el tema, o el pedido.
Sí Goyco. Lo que quiero pedirle es la mano. Por favor, tu mano derecha. Esa que aquel 3 de julio de 1990, tercer penal de la serie frente a Donadoni, se estiró hasta que la pelota diera en ella. Para alegría nuestra y tristeza Tana.
Espero me entiendas. Y otra vez, no piense que estoy loco. Pero me gustaría guardar ese momento en mi museo.
Te pido la mano, solo eso. Bueno, y si todavía los conservas, que sea con el guante.

jueves, 21 de abril de 2011

Plabra prohibida


Y finalmente habló. El día llegó. La cobertura mediática fue masiva y completa. Hablo mucho. Largo y tendido. Habló Mario Vargas Llosa. Desarrolló su obra, El Sueño del Celta, esa que le valió el Premio Nobel de Literatura 2010, y fue cauteloso con sus dichos.
Hubo mucha expectativa en torno a su participación en la Feria del Libro. Se habló de veto, de prohibición de testimonio, de censura. Y él, al respecto, solo soltó un frase tan contundente como cotrovertida: "Agradezco a la señora presidenta Cristina Fernández de Kirchner que haya impedido el intento de veto a mi presencia en este evento".
Atención: lo que se tejió en torno al escritor peruano no fue un veto ni una censura. Fue un debate, un foro si se quiere.
La participación de este hombre, un hombre que defiende intereses y políticas que estan muy lejos de corresponderse con la idiología gobernante en Argentina y en gran parte de América Latina; un hombre que considera que el país debe retornar al camino de la década de los noventa, que dejó al país en una crisis de la que comenzó a salir hace apenas 8 años; un hombre que dijo que la asunción de los Kirchner al gobierno representa un retroceso ideológico e intelectual; en una expresión cultural como es esta feria no es acertada. Pero jamás se le incinuó la censura.
Un país que tiene un rumbo marcado y definido, no puede contradecirse dándole entidad a un representante y defensor de las políticas que lo destruyeron. Pero como acá no hay censura, habló. Y dijo lo que quiso.

viernes, 15 de abril de 2011

Al pueblo lo que es del pueblo


"No hay proceso de transformación posible, en ninguna parte del mundo, sin la participación de las universidades". La frase pesa y mucho. La repite el Senador Nacional por el Frente Para la Victoria Daniel Filmus. Y se aclara que la repite porque es él mismo quien reconoce que está parafraseando a otro.

En el hall central de la nueva sede de la Facultada de Ciencias Sociales de la Universidad de Buenos Aires se inauguró anoche la Cátedra Libre Néstor Kirchner. La iniciativa del Movimiento Universitario Nacional y Popular (MUNAP) de dictar estos seminarios apunta a revisar de manera crítica la política y las sociedades americanas haciendo principal hincapié en los conflictos y los acuerdos entre los diferentes grupos y facciones, partidos y corporaciones, en torno a la planificación e implementación de políticas públicas desde las instituciones del Estado.

Horacio González, director de la Biblioteca Nacional; Jorge Aliaga, decano de la Facultad de Ciencias Exactas; Sergio Calett, de Sociales; Hugo Trinchero, de Filosofía y Letras; y la Diputada Nacional por el Frente Grande-Frente Para la Victoria Adriana Puiggros, acompañaron a Filmus en la oratoria del primero de los siete seminarios que se dictarán a lo largo del primer cuatrimestre del año.

La idea de la frase de Filmus no es más que la idea que el ex presidente Kirchner tenía de la educación pública universitaria como herramienta de transformación social. Es por eso que la cátedra lleva su nombre. "Es un homenaje", repite el Senador. "Néstor supo entender el papel cultural que tienen la Universidad y la educación pública en la vida social. Y lo hizo mirando hacia adentro, porque el quería formar profesionales, muchos y de buena calidad, para construir acá, en la Argentina", recuerda quien fuera ministro de Educación durante el mandato de Kirchner entre 2003 y 2007.

Filmus también subrayó qué alcance quería darle el ex presidente a la Universidad pública: "Él pensó una universidad para todos, no solo para los universitarios. Argentina es uno de los pocos países del mundo que tiene universidad sin aranceles y esto permite que tengan acceso a ella todos los ciudadanos". Y concluyó: "Néstor buscaba las mejoras en las condiciones de vida, a través de la Universidad, de todo el pueblo".

Programa de Seminarios:

Clase 1; miércoles 20 de abril: América, sus denominaciones en el tiempo y el sentido de las mismas. Los pueblos originarios. América y el Proceso de Colonización. América del Norte, el Caribe y Sudamérica en la etapa Colonial. El problema de la Conquista y la Colonización. El impacto de América en la economía global. La crucial importancia de Espa?a y Portugal en el estudio de los procesos políticos americanos.

Clase 2; miércoles 27 de abril: La Independencia. ¿Quisieron los pueblos americanos ser independientes al inicio de sus revoluciones? La Revolución Norteamericana. La invasión Napoleónica y el Juntismo espa?ol y su impacto en América. La construcción del Estado en América. Orden y Guerra Civil. Una comparación entre regiones. Variables cables.

Clase 3; miércoles 4 de mayo: La construcción del Estado. Federalistas y antifederalistas. Liberales y conservadores. El modelo de Estado Norteamericano: la Conquista del Oeste, el Imperialismo y la Guerra Civil. Orden y Progreso en América: algunos ejemplos, México, Brasil, Paraguay, Chile y Argentina. Similitudes y diferencias. El papel de Estados Unidos y de Gran Breta?a: mitos y realidades.

Clase 4; miércoles 11 de mayo: La crisis del Estado liberal, características. El populismo como problema analítico y como categoría política. Las revoluciones populistas: el New Deal, el Cardenismo, el Varguismo y el Peronismo. Similitudes y diferencias. Hacia una tipología del populismo americano.

Clase 5, miércoles 18 de mayo: El antipopulismo. La Guerra Fría, La Revolución Cubana y la Doctrina de Seguridad Nacional. Populismo e izquierdas; acuerdos y conflictos. El neoliberalismo y la reestructuración de los Estados Nacionales en el continente. El papel de Estados Unidos. Un balance crítico.

Clase 6, miercoles 1° de junio: La Democracia y las sociedades americanas. en los 80 y los 90. Los procesos de integración. El neoliberalismo y el neopopulismo. Cambios políticos y socio culturales. Deuda externa, privatizaciones y Consenso de Washington. La crisis del modelo Neoliberal y el fracaso del ALCA. Las experiencias nacionales y populares: Argentina, Brasil, Ecuador y Venezuela. Medios de Comunicación y las Nuevas Derechas. La UNASUR; desafíos y realizaciones. Conclusión final.

miércoles, 13 de abril de 2011

Memorias de Lector: La historia que despertó bajo el árbol


Ya habían pasado algunos minutos de las doce de la noche. Era Navidad. El brindis y la escapada a la cancha de fútbol del predio donde estábamos festejando la Noche Buena para tirar bombas de estruendo y cañitas voladoras, fueron la excusa perfecta para que mi madrina llenara el árbol de regalos sin que vieran los más chiquitos. Al pie del adornado y colorido arbolito descansaban los paquetes brillantes que en su mayoría presentaban carteles rotulados con los nombres de mis seis sobrinos.

El 2009 se iba, y las esperanzas de tener un mejor 2010, como todos los finales de año, renacían. Entre la alegría de los chicos con sus nuevos regalos, veo como mi hermana se acerca hacia mí con una copa en la mano derecha y un paquete rojo y negro en la izquierda: “Un periodista deportivo no puede no leer esto. Feliz Navidad”, dijo Verónica y acercó su copa casi llena a la mía, casi vacía. “Gracias, Feliz Navidad. Salud”, contesté, la abracé y rompí el envoltorio, entusiasmado.

Para ser sincero, nunca fui amante ferviente de la lectura. Ex estudiante de la carrera de odontología, pasaba largas horas memorizando nombres difíciles y hacía apenas diez meses que había virado el destino de mi vida y de mi vocación. Algo nuevo nació dentro mío cuando abrí ese paquete rojo y negro. Junto con el libro que contenía, emergió una marea de inquietudes y de curiosidades. Un germen dormido se había despertado.

Parados sobre el paraavalanchas de la tribuna que lleva el nombre del León Natalio Pescia estaban amuchados los líderes de La Doce. Me miraban desafiantes, impunes, intocables. Seguramente resguardados por el ala protectora de funcionarios políticos que ocupan cargos en los clubes de fútbol de nuestro país.

Tanta corrupción en torno a un fenómeno social como es el fútbol, me fue llevando por caminos paralelos que en algunos puntos se cruzaban. De a poco fui internándome en la historia, en la política, en la sociedad, en la cultura. Y la sorpresa era cada vez mayor.


La relación de diferentes intereses, de toda índole ellos, con el poder y la ambición que estos persiguen, se transformó en uno de los nichos que decidí explorar. Años y años remontados hacia el pasado me enseñaron de donde venimos los argentinos, de que somos hijos, por qué somos como somos y por qué actuamos como actuamos. Lo que no me pudieron decir los libros fue hacia dónde vamos. Eso es lo que tenemos que construir día a día: nuestro destino.

Fueron esas inquietudes nacientes las que me depositaron en este nuevo camino. En el camino de la lectura y en el de formar mi propio porvenir. El hecho de abrir un libro se transformó, para mí, en el acto de ingresar a él. Me sentía protagonista de la historia que me atrapaba. Los sentimientos fluían al ritmo de las vueltas de páginas: sonrisas, lágrimas, carcajadas, escalofríos… Un poquito de todo, como decía mi abuelo Pepe cuando le preguntaban que pensaba comer ante una mesa que mostraba variedad y abundancia.

Lejanos en el tiempo habían quedado aquellos días enteros en la selva, en la que los yacarés en guerra tenían tiempo para mofarse de las graciosas medias de los flamencos y de un loro que, poco a poco, se desplumaba.

Era el turno de la historia de mi patria. Y me vi Obligado a dar Vueltas a orillas del Paraná, cuando no todo era color de Rosas. Junto a los sectores más populares de la nación luché para defender la soberanía nacional ante la arremetida de los franceses y de los ingleses, atraídos a estas tierras por intereses económicos y políticos.

Fui contemporáneo de los infames que, allá por 1930 y hasta 1943, esgrimieron el fraude, la represión, la proscripción y la corrupción como arma de poder.

Tuve la suerte de tener un presidente que se fijó en nosotros, los trabajadores. Porque a mediados del siglo XX me volví uno de ellos. Y vi como esas manos cuarteadas de tanto laburar resistían el dolor para aplaudir al líder que los guiaba.

Me hice el muerto abrazado a Julio Troxler en los basurales de José León Suárez y juntos nos salvamos del tiro de gracia. Huimos de esa. Pero no pude rescatarlo de la ráfaga de disparos que le propinó la Triple A casi 20 años después, en 1974, en Barracas.

Casi me matan las balas que se cruzaban las diferentes fracciones del peronismo: “‘Viva Perón’, gritaban algunos mientras gatillaban sus armas. ‘Viva Perón’, respondían otros devolviendo los disparos”. Fui testigo de ese terrible momento de la historia argentina y al igual que los Setentistas milité y peleé para que el régimen castrense no se apoderada de la situación. Pero no lo logramos. Y fui un desaparecido más. Podía ver desde adentro del libro como mi pieza estaba vacía. Yo ya no estaba.

Se me paralizó el corazón cuando tomé conciencia de que al cantar junto a la multitud tras el triunfo en el Monumental sobre la Naranja Mecánica, en 1978, “Videla, Videla, dejate de joder, si el lunes se trabaja vos sos un holandés”, estaba siendo funcional a un proceso de vaciamiento político, económico, social y cultural.

Aplaudí el retorno a la democracia y comencé a luchar para que no se olvide lo que había ocurrido. Eso no podía pasar nunca más.

Me enteré que no solo en mi país se arremetió contra la vida y la libertad. Entendí que toda America Latina sangra por sus venas y asumí el compromiso de contribuir a que la historia actual cicatrice esas heridas. En uno de estos tantos viajes, un yorugua simpático me dijo: “Pibe, en la historia de los hombres cada acto de destrucción, encuentra su respuesta, tarde o temprano en un acto de creación”.

Y aquí estoy. Dispuesto a construir, a crear. Pero ahora, y gracias a Verónica, nunca más sólo. Ahora, con un libro bajo el brazo.