miércoles, 12 de octubre de 2011

DEL PERONISMO AL KIRCHNERISMO

La historia de una continuidad

No hace mucho he oído por ahí: “Esto no es peronismo, es kirchnerismo puro. Se preocupan por llenarse los bolsillos con nuestra plata, se enriquecen ilícitamente, no ven más allá de Calafate, y le venden al pueblo que tienen una idea de patria justa amparándose en el estandarte peronista. Peronismo fue el de Perón y a ese modelo tenemos que aspirar los argentinos. Pero claro, acá pegás un par de gritos con la cara de Perón y Evita de fondo, y te vota medio país”.
Recuerdo el marco en que esas palabras fueron esbozadas. Iba caminando por Avenida Córdoba a la altura de la intersección con Leandro N. Alem, en la Capital Federal, y dos jóvenes de no más de 25 años discutían de política, en lo que fue, pese a la connotación de las inexpertas pero verborrágicas palabras, una imagen digna de imitar: la juventud en la discusión.
Empiezo estas líneas un 5 de octubre de 2011. Veintidós días exactamente faltan para que se cumpla el primer aniversario de la muerte de Néstor Kirchner, el hombre que le devolvió a la “gloriosa juventud” las ganas de inmiscuirse en la discusión política, restaurando así el carácter de herramienta de construcción social años atrás perdido.
Muchas hipótesis difamatorias se han elucubrado entorno al ex presidente y a su mujer, Cristina Fernández, y desde diferentes ángulos y perspectivas, con los medios hegemónicos de comunicación como vanguardistas, se buscó atacar a la gestión oficial, y a todo lo relacionado con ello, con una solapada, al principio, y evidente, después, animosidad desestabilizadora. Los intereses económicos, en primera línea de prioridad.
Vale esta pequeña reseña para plantearles aquí, mi interés en poner sobre la mesa de discusión una serie de situaciones, con el sólo y suficiente objetivo de comparar, desde las similitudes, al kirchnerismo que nos gobierna en estos días con el peronismo de antaño del cual surge, teniendo en cuenta las ineludibles diferencias producto de los años transcurridos e intentar explicar de esta forma la estrecha relación que hermana a estos dos movimientos políticos populares.
Fue ese mismo 5 de octubre cuando terminé de leer el libro La comunidad organizada, de Juan Domingo Perón. Debo reconocer que no necesité finalizar la lectura del texto para recordar en mi mente a aquellos dos muchachos peronistas de los que les conté en el primer párrafo. Sus caras no las recuerdo en absoluto, pero el contenido de sus frases calaron tan hondo en mí que dejaron una cuenta pendiente que solo será saldada si algún día, por algunas de esas coincidencias de la vida, y por sólo reconocimiento de voz, escuche discutir nuevamente en algún lugar del mundo a esos dos jóvenes.

La idea de Proyecto Nacional

La tapa del libro deja ver un subtítulo: “Proyecto Nacional”. Cualquier similitud con el tantas veces mencionado, por el actual gobierno y sus seguidores, “Proyecto Nacional y Popular”, no es mera coincidencia. Hay una correspondencia, una continuidad y una emulación moderna de lo que Perón perseguía como objetivo principal: la creación de un Modelo Argentino, que tuviera sus bases en el seno de su propia sociedad y que planteara una ideología de gobierno autónoma y genuina a la que el mismo Perón denominó como Tercera Posición: el justicialismo.
Las conclusiones a las que llegaron aquellos jóvenes acerca de los supuestos fines del lucro del kirchnerismo en detrimento de pueblo argentino, lentamente fueron perdiendo el poco sustento con el que contaban, conforme yo avanzaba en la lectura del texto. Términos, construcciones y nociones tales como planificación; justicia social; soberanía política; libertad económica; democracia; patria (utilizados estos dos últimos términos con la importancia de su contenido en el proceso político); participación en conjunto de los diferentes sectores del ámbito nacional (trabajadores, empresas, intelectuales, industrias, el campo) en todo tipo de emprendimiento con el fin de generar políticas con un amplio alcance para el bien de todos los argentinos; y sobre todo, liberación; aparecen en reiteradas oportunidades en las 226 páginas que contiene el libro.
¿No son todos estos conceptos, acaso los más esgrimidos por la presidenta Cristina Fernández de Kirchner y por todo su arco político hoy en día?, desearía preguntarles a aquellos dos hombres.
A continuación, los invito a recorrer un camino de similitudes entre las políticas implementadas a mediados del siglo XX por Juan Perón, que luego de ser cercenadas por los gobiernos de facto y llevadas al olvido por los neoliberales, fueron rescatadas y reutilizadas por Néstor Kirchner y Cristina Fernández con el propósito de construir una Argentina para todos los argentinos.

El rol de los trabajadores

Quizá sea a nivel de los trabajadores donde se evidencian las principales semejanzas entre el Proyecto Nacional del peronismo y el Proyecto Nacional y Popular del kirchnerismo. La reivindicación de este sector forma parte de la esencia de ambos movimientos.
“Los trabajadores constituyen uno de los pilares del proceso de cambio”, explicaba Perón en su obra en referencia a la necesaria transformación a la que debería someterse el pueblo argentino para conseguir, entre otras cosas, la liberación. Y agregaba: “En el momento en que teníamos que rescatar a la sociedad argentina de una concepción liberal, los trabajadores configuraron la columna vertebral del proceso”.
Además, Perón proclamaba que “los trabajadores” tenían “que organizarse para que su participación trascienda largamente de la discusión de salarios y condiciones de trabajo”. A su vez enumeraba los derechos, surgidos en la reforma constitucional de 1949, “a trabajar, a una retribución justa, a la capacitación, a condiciones dignas de trabajo, a la preservación de la salud, al bien estar, a la seguridad social, a la protección de su familia, al mejoramiento económico y a la defensa de los intereses profesionales”, entre otros.
En la actualidad, la reapertura de las paritarias tras diez años del congelamiento impuesto por el neoliberalismo de los noventa, la incorporación al sistema laboral de más de cinco millones de argentinos y el blanqueo que alcanza un 80% del total de los trabajadores, entre otras medidas, son la prueba cabal de que la semilla que Perón sembró, está dando sus frutos.
No por nada el 28 de octubre de 2010, al día siguiente del fallecimiento de Kirchner, el titular de la CGT, Hugo Moyano, se refirió al ex presidente como el hombre que le devolvió la dignidad a los trabajadores, y no le tembló la voz al asegurar que “fue lo mejor que tuvimos después de Juan y Eva Perón”.

Liberación ayer, libertad hoy

El pasado 29 de septiembre la mandataria inauguró la central de energía nuclear Atucha II y dejó un claro mensaje: “Mi compromiso no es sólo ser de una generación que pague deudas, sino de una generación que vuelva a poner en marcha esa maquinaria formidable y maravillosa que es nuestra Nación, que cuenta con el mejor combustible que tenemos: el pueblo argentino y su fuerza. Tenemos que ponernos de pie los argentinos para seguir asegurando que nadie la pueda detener, que siga su marcha por más crecimiento, más democracia, más justicia, más libertad y patria para todos.”
Fuerza del pueblo, crecimiento, democracia, justicia, libertad y patria. Acaso los mismo términos que proclamaba Perón hace casi 40 años atrás en el ensayo ya mencionado: “Hay que levantar ahora, además, y con gran vigor, el poder del espíritu y la idea, teniendo en cuenta que el bien estar material no debe aniquilar los básicos principios que hacen del hombre un ser libre, realizado en sociedad, y valorizado en su plena dignidad”.

Memoria Verdad y Justicia

Otro de los rasgos característicos del actual gobierno es la lucha por la Memoria, la Verdad y la Justicia por los crímenes de lesa humanidad cometidos por la última dictadura cívico-militar. Desde los diferentes sectores opositores se toma a esta iniciativa, que pretende terminar con la impunidad, como demagógica o superficial.
Decía Perón: “Puede discutirse mucho acerca de si existe o no determinismo histórico. Pero yo tengo, al menos, la certeza de que existe una constante en el hecho de que el hombre tiene sed de verdad y justicia y de que cualquier solución de futuro no podrá apartarse del camino que la satisfaga”.
Teniendo en cuenta lo que el general decía, ¿no es lo que hoy tenemos, acaso, peronismo? La respuesta a esta pregunta puede encontrarse en las condenas a los más de 200 represores de aquel proceso.

La importancia de la planificación

José De Mendiguren, presidente de la Unión Industrial Argentina (UIA), para Página 12, el 5/10/2011, en referencia a la presentación del Plan Industrial 2020 que proyecta un crecimiento en esta rama de un 7% anual y la inclusión de un millón y medio de trabajadores al sistema laboral: “Si los industriales no pudimos demostrar toda nuestra capacidad, fue por falta de visión de largo plazo”, remarcó revalorizando el papel que vuelve a tener la planificación.
Decía Perón: “En lo que concierne a la actividad industrial estatal, la planificación será estricta y la coordinación de los esfuerzos, máxima”.
De Mendiguren, ¿se estará refiriendo acaso a la misma planificación que el general Perón tenía en mente tanto para el desarrollo industrial como para el resto de las iniciativas encaradas en pos del crecimiento?

La palabra “Patria” y la mención a los próceres

“Es mi deseo que nadie bastardeé la palabra “Patria” convirtiéndola en un rótulo vacío. Nuestros heroicos próceres no necesitaron desgastarla para comprender que alude a esa profunda mística que, recíprocamente, habita en el corazón de cada uno de los hombres”. De esta forma cerró Perón su trabajo.
Durante un acto en Tecnópolis, el pasado 17 de agosto, Cristina Kirchner recordó al padre de la patria, y a otros grandes próceres argentinos: "Yo estoy muy feliz, y estoy segura que el general José de San Martín, como tantos patriotas, como Manuel Belgrano, Mariano Moreno, Guemes, tantísimos otros que dieron su vida por la patria, hoy estarían muy orgullosos de ver este país por el cual lucharon".
“Seamos libres, que lo demás no importa nada”, exclamó el libertador antes de cruzar Los Andes, y les pidió a su caballería que luchara por la liberación “para que nuestros nietos puedan vivir en una tierra de paz”. Perón y los Kirchner, en diferentes períodos, reivindicaron esa lucha.

La unión latinoamericana

En palabras de Perón: “La comunidad latinoamericana debe retomar la creación de su propia historia, tal como lo vislumbró la clarividencia de nuestros libertadores, en lugar de conducirse por la historia que quieren crearle los mercaderes internos y externos. El año 2000 nos encontrará unidos o dominados. Nuestra respuesta contra la política de dividir para reinar debe ser la de construir la política de unirnos para liberarnos”.
Hoy, la idea de Perón tiene nombre: Unión de Naciones Suramericanas (UNASUR), un organismo intergubernamental cuyo principal objetivo es la integración, en todos los ámbitos, de los diferentes países de la región haciendo honor también a la concepción de Patria Grande acuñada por José de San Martín y Simón Bolívar.
Uno de sus principales impulsores y mediador ante los diferentes conflictos, fue Néstor Kirchner quien fuera su secretario general hasta el día de su muerte.

Ciencia y tecnología

Para Perón, otro de los pilares fundamentales para el desarrollo, el crecimiento y la liberación era la planificación y ejecución de un plan científico-tecnológico. Decía el ex presidente: “La indispensable organización en este ámbito debe contar con un ente con máximo nivel de decisión, tal vez un Ministerio de Ciencia y Tecnología como central de conducción del sistema, y así como una total unidad de inteligencia y de control nacional, que oriente y regule la oferta y la demanda de conocimientos científico-tecnológicos con cabal especificidad, y sirva como fuente de información especializada”.
Fue una de las primeras medidas de gobierno de Cristina Fernández, la creación de un área dedicada exclusivamente para ese fin: “Por primera vez en la historia, Argentina cuenta con un Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva. Creado en diciembre de 2007 por la presidenta Cristina Fernández de Kirchner, es el único en Latinoamérica que contempla a la Innovación Productiva asociada a la Ciencia y la Tecnología. Su misión es orientar la ciencia, la tecnología y la innovación al fortalecimiento de un nuevo modelo productivo que genere mayor inclusión social y mejore la competitividad de la economía Argentina, bajo el paradigma del conocimiento como eje del desarrollo”, reza en la portada del sitio oficial del la cartera. Otro sueño de Perón hecho realidad.

A grandes rasgos

A quienes niegan la continuidad, en el presente, de un proyecto que fue iniciado a mediados del siglo XX, no tengo más que invitarlos a adentrarse en los textos que por aquel entonces escribieron los referentes del movimiento revolucionario a través de las ideas: el justicialismo. Es este otro concepto clave que inauguró Perón y que revalorizó Néstor Kirchner, primero y Cristina Fernández, después: el de la lucha mediante las ideas. El poder de la palabra en el marco de la política como herramienta de construcción social, y proclamada por un caudillo carismático con poder de liderazgo y con la adhesión de una masa, es la fuerza más potente con la que contamos los argentinos en busca de un modelo nacional que nos hermane a todos en la “búsqueda de la felicidad del pueblo y de la grandeza de la patria”, como quería Perón.
Estos puntos, y muchos más, están al alcance de nuestras manos: unos en libros históricos; otros en el día a día. Solo está en nosotros saber encontrarlos y verlos para analizarlos.
Llevo en mi bolso de mano, el ejemplar de La comunidad organizada que terminé de leer un 5 de octubre y que disparó estas líneas. Deseo algún día encontrarme por la vida con estos dos jóvenes que discutían con tanta convicción. Para cuando esto ocurra, tendré a mano el texto, para regalárselos y pedirles que por favor lo lean si aun no lo hicieron, pero también para agradecerles el solo hecho de haberme obligado, sin quererlo ellos, a reflexionar acerca del pasado que nos une, el presente que vivimos y el futuro que nos espera.