Entre el 3 y el 9 de agosto de 1936, en los Juegos Olímpicos de Berlín, Alemania, James Cleveland “Jesse” Owens, nacido el 12 de septiembre de 1913 en Oakville, Alabama (Estados Unidos), pasó a la historia del deporte mundial tras conseguir lo que nadie había logrado aún en una misma competencia olímpica: cuatro medallas de oro.
Alemania, que vivía bajo el gobierno de Adolf Hitler (Jefe de Estado de ese país desde el 2 de agosto de 1934, hasta el 30 de abril de 1945, día de su polémica muerte, y quien utilizó los Juegos Olímpicos de Berlín como propaganda, para demostrar su teoría, acerca de la superioridad de la raza aria - blancos y rubios - sobre la negra), vio por primera vez, en un lapso de seis días, a un negro alzarse con cuatro medallas olímpicas.
La hazaña del Antílope del Ébano, apodo que se ganó Owens el 25 de mayo de 1935 cuando en 45 minutos estableció cuatro records mundiales durante la Big Ten Conference en Ann Arbor, Míchigan (Estados Unidos), comenzó el 3 de agosto en los 100 metros llanos. Allí, derrotó a su compatriota Ralph Metcalfe. Al día siguiente obtuvo su segunda presea dorada en salto en largo ante el local Carl Ludwig, más conocido como Luz Long y quien le daría algunos consejos para mejorar su performance, con una marca de 8.06 metros que fue record olímpico (ver recuadro). El camino triunfal del afroamericano siguió el 5 de agosto en los 200 metros llanos, donde rompió el record mundial, y finalizó el 9 de agosto junto al equipo de relevos en la prueba de 4x100 metros cuando consiguió su cuarta medalla de oro.
Esta actuación de Owens no fue igualada hasta los Juegos Olímpicos de Los Ángeles de 1984, en los que el estadounidense Carl Lewis obtuvo el primer puesto en las mismas cuatro pruebas.
El día en que el Fair Play derrotó a los nazisPoco le importó a Luz Long la política implementada por el régimen nazi de Adolf Hitler, que segregaba, perseguía y asesinaba a todo aquel que no sea de raza aria.
Justo él, ejemplo de esa raza por sus 184 centímetros de estatura, sus ojos azules, su cabello rubio y su piel blanca, se enfrentó al pensamiento conciente del mandatario alemán y al inconciente colectivo del pueblo, y fue el primero en abrazar al ganador de la prueba de salto en largo, James “Jesse” Owens, estadounidense de origen africano, con quien compartió una entrañable amistad, hasta su muerte en 1943.
El 4 de agosto de 1936 se realizó la clasificación para la prueba de salto en largo de los Juegos Olímpicos de Berlín y Owens había hecho nulos sus dos primeros intentos. Sólo le quedaba una oportunidad de alcanzar los 7.15 metros requeridos para pasar a la final. Fue antes de ese tercer intento cuando su amigo Long se le acercó y le recomendó que calculara el salto algunos centímetros antes de la tabla de batida. Owens siguió el consejo del alemán, pasó a la final y, en esa instancia al día siguiente, lo derrotó. Acto seguido, Hitler abandonó el estadio.-