Dejando de lado todas las similitudes que se han mencionado entre este Mundial edición 2010 con el último obtenido por la Selección argntina en 1986, no cabe duda de que la ilusión vuelve a nacer. Al igual que en 2006, al igual que en 2002... como siempre, cada 4 años.
Dos nombres a resaltar: El resistido Gabriel Heinze y el domonizado por muchos Lionel Messi salvaron al conjunto de Diego Maradona. Quien les escribe se incluye entre los críticos de estos dos jugadores, siempre con el merecido respeto que se merecen y, en este caso, dándole la derecha a Diego por la convocatoria.
El Gringo se ganó el lugar a fuerza de sacrifició y cumplió con una inexpugnable palomita goleadra y con solidez defensiva.
El astro del Barcelona, por su parte, jugó su mejor partido con la Celeste y Blanca desde su debut y se espera que sea esta la explosión que todos los argentinos desean.
La seguridad de Sergio Romero, del resto de la defensa, la gran entrega de Jonas Gutiérrez y el efectivo ingreso de Maxi Rodríguez compensaron la floja actuación de Juan Sebastian Verón.
Comenzó el mundial para Argentina, con la reluciente figura de Diego, que acaparó todos los flashes y ovaciones (el estadio se vino abajo cuando su rostro se reflejó en la pantalla gigante). Comenzó bien, por suerte. Con un triunfo que sirve, claro. Pero que no alcanza pensando a futuro. Vendrán rivales más duros y, como dijo el entrenador nacional, Argentina no deberá perdonarlos.