lunes, 31 de mayo de 2010

El sueño del Diez...


Papelitos volando por el aire. Es 11 de julio pasadas las 23 en Johannesburgo. En el estadio quedan sólo dos colores: celeste y blanco. La Copa de la FIFA danza entre las manos de los jugadores, del cuerpo técnico y de algún que otro fanático que se metió al verde césped para tocar el trofeo junto a los ídolos.
La final ya se jugó pero no se sabe el resultado ni el rival. Pero algo si es claro: Argentina es campeón mundial por tercera vez. Ya no habrá que emocionarse con las atajadas de Fillol, con la camiseta ensangrentada de Tarantini, con los goles del Matador. Tampoco será necesario evocar a la Mano de Dios para disfrutar la gloria mundialista. En 2010, la Celeste y Blanca brilla por su presente.
Pero no hay protagonistas nítidos. Las caras están borrosas. De los 23 jugadores, 22 no tienen ni nombre ni apellido. Son solo argentinos que ganaron la Copa. Que ganaron el Mundial tan deseado.
Hasta que de repente, a lo lejos una cara se diferencia del resto. Ésta no está distorsionada en la mente del soñador. Es bien nítida y clara. Tiene nombre y apellido…

El sueño terminó. El Diez se despertó de su anhelo de gloria, levantó el teléfono y dijo: “Chino, estás entre los 23”.

Dicen que esta es la justificación por la que Diego Maradona convocó a Ariel Garce para el Mundial de Sudáfrica.

Ojalá que tu sueño, Diego, se haga realidad. Tu sueño que es el de todos los argentinos… ¡¡¡Vamos Argentina!!!