Cuando afloraron las redes sociales, más precisamente cuando se hicieron de masivo uso y conocimiento, se revolucionó el ambiente de las comunicaciones. Ya no es necesario comprar el diario a la mañana para enterarse de las noticias, ya que las más renombradas redes ponen a uno al tanto de los sucesos. Es aquí cuando entra en juego la responsabilidad del consumo de este buen invento tecnológico que, bien utilizado, resulta más que útil, valga la redundancia. Bien utilizado refiere a los valores, a la ética, al respeto por uno y por los demás.
Hoy por la mañana una noticia sacudió al mundo: la muerte del ex presidente Néstor Kirchner. Y todos estos aspectos que se mencionan en el primer párrafo estuvieron ausentes en más de un compatriota.
No es el propósito de estas líneas hacer política, por eso no voy a dejar ver ninguna inclinación partidaria, aunque quienes me conocen la conocen. Lo que me impulsa esta redacción es la tristeza. Un sentimiento que se me presenta ineludible a estas horas del día. No solo por la muerte en sí del Secretario general de la UNASUR (que me paralizó y disparó sentimientos), sino también por la reacción de la gente ante este suceso. Instantáneamente corrí hacía Facebook y pude observar una cantidad de mensajes de apoyo y condolencias. Contento me puso que hayan sido los más este tipo de comentarios, hoy llamados posteos. Pero como ya indiqué, me entristeció a un grado máximo la poca sensibilidad, falta de respeto, ignorancia o mala leche, como se dice hoy en día, de la gente.
No pondré una sola de éstas aberrantes citas para no darle entidad a quien, entiendo, no se la merece. Además, seguramente ya habrán leído las mismas que pude ver yo o quizás otras peores.
En mi muro de Facebook coloqué una frase:
“Que la muerte desapasione los análisis... Que el periodismo informe y que, mínimamente, respete...”. Con esto quise sugerir que, en un marco de guerra de poder entre el Grupo Clarín y el oficialismo, los primeros no se transformen en carroñeros y que los segundos no la jueguen de victimas. Hasta el momento me están dando un gusto: solo informan. Pero un amigo, Darío, me avisó de lo que podría pasar:
“Lo que más me preocupa es que respete la gente. Más allá de la inclinación política, me parece aberrante que la mitad del pueblo esté festejando la muerte de un tipo que, en el peor de los casos, es un ladrón corrupto, pero nunca mató a nadie ni cometió ningún crimen de lesa humanidad (causales de que se haga más entendible la felicidad por una muerte)”. Tenías razón, Darío. Hay mucha gente que no tiene respeto por la vida, por la muerte y por las personas.
¿Son ustedes,
compañeros que celebran la muerte, los mismos que ansían una Argentina mejor? De ser afirmativa la respuesta a esta pregunta, están transitando el sendero equivocado.
Descanse en paz, ex presidente Néstor Kirchner.