jueves, 25 de marzo de 2010

Que suerte que tiene Boca. Que suerte...


¿Habrá en todo el mundo alguna hinchada tan afortunada como la de Boca Juniors? El lector se interesara por saber a que se debe esta pregunta…
La respuesta es sencilla: no hay ninguna hinchada, en todo el globo terráqueo, que pueda contar con dos ídolos como lo son Diego Armando Maradona y Juan Román Riquelme.
Uno, ídolo nacional, supo vestir la camiseta del xeneize y defenderla a muerte con sangre sudor y lágrimas. Otro, representante del pueblo boquense y bastante resistido por el resto de las hinchadas argentinas, valuarte del multicampeón de la última década.
Ahora bien, la repregunta que surge es: ¿Por qué el hincha toma partido y siembra más aspereza en la relación de ambos? Si ellos ya se dijeron todo lo que se tenían que decir, ¿es necesario que la hinchada más popular del país (los números, no quien les escribe, lo dicen) se divida para entonar los apellidos de uno o de otro o que pida la selección para uno siendo el otro el técnico del conjunto?
No, no es necesario. Y menos en las circunstancias en la que se dio la situación: el rival era River Plate. Un River herido, inferior a otros de antaño, pero River. El otro más popular de la Argentina.
Bien Maradona, reconociendo que Riquelme fue la figura de la cancha. Le tiró flores como se dice. Román no respondió aún, pero ya llegaran las preguntas que le harán los medios buscando una réplica.
Boca ganó el clásico. Pavada de cosa. Festeje xeneize, que bien merecido se lo tiene. Esta vez el derby fue suyo. Celébrelo. Cante por la azul y oro, y deje en paz a Román al Diego. Aliéntelos, no los enfrente. En gran parte, gracias a ellos, y a muchos más, Boca es lo que es hoy: una institución con prestigio mundial que esta pasando un mal momento pero que tiene un nombre que, con solo escucharlo, hace temblar y mucho.
Disfrute a Diego y a Román, no todos pueden darse ese lujo…