Escucho, veo y leo cosas que me repugnan. El amarillismo brota por doquier. Hace casi dos años que elegí emprender el camino del periodismo y cada vez amo más esta profesión. Pero cada día me sorprende más también. El gatillo que dispara estas líneas hoy es la derrota de la Selección de Diego ante Alemania.
Que fácil resulta opinar con el diario del, en este caso, domingo abierto. Eso es lo más detestable del periodismo. Un periodismo que en este país tiene una fuerza descomunal y por ello es la fuente generadora de opinión más potente. El cuarto poder le dicen.
Las críticas hacia el equipo de Maradona, y hacia el propio entrenador, me colmaron. Y me pregunto: ¿Debajo de que baldosas estaban escondidos todos los que hoy ensucian a la Selección cuando el equipo ganó 4 encuentros al hilo?
No se pretendo con esta nota hacer un análisis futbolístico porque es evidente: Alemania fue superior. Pero, ¿qué hubiese pasado si en los 20 minutos iniciales del segundo tiempo Argentina conquistaba el empate? Los "sabios críticos", ¿pensaron en eso? Como ya dije en otros momentos, ¿por qué es costumbre argentina buscar un responsable ante un fracaso y no analizar la circunstancia debidamente?
Por favor argentinos, y sobre todo los aspirantes a comunicar el día de mañana, usen la cabeza y la razón. Dejemos el exitismo de lado.
Si usáramos la fuerza empleada para hacer leña del árbol caído en otros aspectos de la vida cotidiana, no nos estaríamos quejando diariamente del país en el que vivimos.
Se que no voy a cambiar nada con estas líneas: el inconsciente colectivo está tan establecido y regido por los intereses de los grupos de poder, que hasta pienso: ¿vale la pena publicar esto? Pero si, lo vale. Con llegar a un solo compatriota, cumplí mi misión.
Vamos Argentina, Vamos Diego, acá tenés banca para siempre...